La vivienda, ubicada en Manises (área metropolitana), surge de su implantación en el lugar: Una parcela en esquina con tres frentes y un leve desnivel, da origen a su volumetría y distribución interior. La Unidad se pensó como un juego de tres volúmenes que se adosan y disponen paralelos a los dos frentes principales de la parcela. Los materiales, dimensiones y tratamientos de los huecos, diferencian y caracterizan cada uno de estos cuerpos que se van adaptando al terreno, además de diferenciar los usos en su interior. El planteamiento de los espacios viene a dar respuesta a las necesidades de una familia que empieza a dar sus primeros pasos. Encontramos la zona de día-trabajo en planta baja, y la zona de noche-ocio en planta primera, también denominadas planta pública y privada respectivamente. Una vez dentro, la escalera situada en el volumen central que macla el conjunto toma un rol protagonista, ofreciendo un juego armónico entre las conexiones internas. A través del cuerpo central, accedemos a los locales de planta baja, al fondo el acceso desde el parking y a los lados una oficina con zona de servicios y frente a estas las salas de cocina y salón comedor mirando al patio. Subiendo las escaleras, llegamos al distribuidor principal, el que da acceso a la zona de gimnasio, lavandería, terraza y zona de habitaciones. En el exterior, el patio recoge las principales vistas de la casa y conecta con la piscina y la terraza exterior. El diseño interior resulta del juego de tres materiales elegidos para armonizar las vistas, que luego se manifiestan en el interior con los colores blanco, madera y cemento para ambientar las distintas estancias de la vivienda. Sus tonalidades fueron marcando la elección de los elementos decorativos. Casa MIA, fue una vivienda pensada para vivir y compartir en familia, trabajar y descansar, y su principal detalle es permitir que todo sea posible.